jueves, 4 de septiembre de 2014

Lágrimas grises

Siento que pasaron semanas desde nuestro último adiós. Y es que las pocas horas pasaron ante mis ojos humedecidos de manera agonizante. Apenas alcanzo a leer lo que escribo, tu ausencia alimenta en mí un vacío inmenso.
Parece que por cada una de mis lágrimas entra un aire (o más bien un veneno) dentro mío, incrustándose incómodamente en lo profundo de mi pecho.
El día está gris, está más que gris, y por alguna maldita casualidad al momento de dejar de pensarte viene alguien o algo que me hace reencontrarte en mi cabeza.
Dicen que el Sol brilla allá afuera, pero no les creo. No les creo por esta niebla tan intensa que no me permite ver ni mis propias manos. Que me hace sentir como desgarrándome, desangrándome por dentro.
Me hundo en mi cama, tapado entre frazadas y melancolía, luchando para controlar estos recuerdos que se esfuerzan para sumergirme en la tristeza de tu ausencia.
Me hundo en las tinieblas, tanteando ciegamente y tropezando a cada paso, sólo y en la oscuridad, buscando ese Sol del que todos hablan, pero que no logro encontrar en ninguna parte.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario